¿Es el juego esencial para nuestro desarrollo? ¿Nos ayuda el juego a desarrollar habilidades? ¿Son posibles los juegos de escapismo como herramienta educativa? Nuestra respuesta a estos tres grandes interrogantes es un grande y rotundo SÍ. A lo largo de este post haremos una demostración de esta premisa, basándonos en la idea de que la gamificación, desde el punto de vista de los juegos de escape educativos, aporta un enorme valor al proceso del aprendizaje.
Ya sabéis que no es muy habitual, pero…
¡Hoy toca ponernos serios!
La base: el juego es esencial para nuestro desarrollo
El juego entra en nuestras vidas en un momento crucial para nuestro desarrollo personal: la infancia. En la infancia tenemos nuestro primer contacto independiente con el mundo y de ese contacto surge la posibilidad del desarrollo cognitivo, afectivo-emocional, motriz y social. El desarrollo de cada uno de estos aspectos es parte, entre otras cosas, del proceso evolutivo personal, del tránsito de la infancia a la adolescencia, de la adolescencia a la juventud, etc.
¿Cómo contribuye el juego en este proceso?
En la infancia el juego es la forma más natural de aprendizaje y nos aporta una serie de experiencias que dan respuesta a unas necesidades muy concretas en cada etapa del desarrollo, como el desarrollo del pensamiento abstracto en la infancia, por ejemplo. Esto nos hace pensar en la famosa cita de Karl Groos, que ilustra el papel que tiene el juego en la evolución de la persona, según la tesis de anticipación funcional: “el gato jugando con el ovillo aprenderá a cazar ratones y el niño jugando con sus manos aprenderá a controlar su cuerpo”.
Siguiendo esta tesis podemos entender que a través de la experiencia de juego los niños van adquiriendo conocimientos y van aumentando su comprensión del mundo así como su comprensión del otro, lo que conduce inequívocamente a una madurez mayor.
¿Nos ayuda el juego a desarrollar habilidades?
Por supuesto. La imaginación, la cooperación, y la abstracción, por ejemplo, son tres habilidades básicas que desarrollamos en la infancia, entre otras razones, gracias al juego. Cuando imitamos el comportamiento adulto jugando, cuando aprendemos a relacionar colores y números, cuando asociamos ideas, estamos desarrollando este tipo de capacidades o habilidades.
Lo mejor de todo esto es que las dinámicas de juego habitualmente buscan la inmersión, lo que a su vez produce en la persona un mayor compromiso y, en definitiva, que podamos aprender jugando, sin que el aprendizaje suponga un esfuerzo que en muchos casos termina en obstaculizar el proceso.
Cooperación, empatía, capacidad resolutiva, perseverancia, escucha activa, capacidad analítica, capacidades comunicativas, proactividad, desarrollo del pensamiento abstracto… son algunas de las habilidades que pueden conseguirse jugando. Los juegos de escape educativos, entre otros, son sin duda una herramienta para adquirir todas estas cualidades personales que nos hacen, en definitiva, personas más completas, que es el fin al que debe dirigirse toda acción educativa.
Es interesante contemplar que aun habiendo superado la infancia, la adolescencia e incluso la juventud, el juego sigue siendo en la adultez y en la vejez una herramienta muy valiosa para desarrollar habilidades, aunque en este último caso, en la vejez, se suelen utilizar más para reforzarlas (en esta etapa los juegos memorísticos, por ejemplo, son muy recurrentes).
Siendo el juego tan importante nos planteamos la pregunta…
¿Son posibles los juegos de escapismo como herramienta educativa?
No solo es posible utilizar estos juegos con fines educativos, sino que es ya una realidad.
Algunos profesores, de esos que por ser diferentes permanecen en el recuerdo, ya están utilizando los juegos de escape educativos en sus aulas:
Escape Classroom: gamificación en aulas de primaria
Por todas las ideas que hemos ido exponiendo, ¡desde The Paradox Room defendemos la gamificación en las aulas, y mejor si es con juegos de escape educativos!
Qué es la gamificación
La gamificación consiste en utilizar juegos o mecánicas propias de juegos de diversa índole, en contextos que no son propiamente lúdicos con el objetivo de implicar a un conjunto de personas en una actividad.
Partiendo de la idea de que el aprendizaje es un proceso que debe girar en torno a la comprensión, no centrado en la mera asimilación de conocimientos, la gamificación es un recurso que ha demostrado ser muy eficiente para implicar al alumnado en el contexto educativo del aula, fomentando una relación especialmente positiva entre el alumno y sus compañeros, entre el alumno y su propio proceso de aprendizaje y entre los alumnos y el profesor.
Juegos de escape educativos: rompiendo esquemas clásicos
Expertos en gamificación como Karl M. Kapp, Gabe Zichermann y Christopher Cunnigham están de acuerdo, a grandes rasgos, en que la gamificación tiene una serie de características que la definen. Si al mismo tiempo que las revisamos pensamos en los juegos de escape, nos daremos cuenta de que existe una adecuación muy consistente entre ellos.
De hecho, si conoces nuestro blog sabrás que hace ya tiempo que hemos asumido estas mismas características como propias de los juegos de escape:
#1 La motivación del juego
Es en la base del juego donde encontramos el reto -o los retos- que nos llama o incita a jugar, porque los retos son lo que motiva el juego y motivan al usuario. En la base del juego residen, además, sus normas.
#2 Definir una mecánica apropiada al contexto
El juego ha de tener niveles o algún elemento distintivo para recompensar a las personas que van superando los retos del juego. De este modo, lo que hacemos es fomentar las ganas de superación del usuario.
#3 La idea-objetivo
En la idea debe estar claro el objetivo del juego. Partiendo de esta base, los jugadores deben ir recibiendo información para que en el transcurso del juego realicen actividades de la vida cotidiana (ponerse de acuerdo, por ejemplo) y que gracias a esto el jugador pueda adquirir ciertas competencias o habilidades de las que anteriormente carecía.
#4 La implicación del jugador en el juego
Es fundamental generar un compromiso entre el jugador y el juego, para que a implicación en el proceso sea total y obtener el resultado deseado con esta actividad.
#5 Jugadores
Pueden ser de perfiles muy variados, estudiantes en el caso educativo, pero la gamificación puede utilizarse en marketing o incluso para conseguir objetivos dentro de una empresa.
#6 Cuidar la motivación de los jugadores
Es importante que el juego no sea aburrido, sino que tenga desafíos suficientes para hacer que sea inmersivo, y hay que procurar igualmente que no tenga demasiados, haciendo el juego difícil, frustrante y aburrido. Si logramos este equilibrio, en la mayor parte de los casos, dicen los expertos, conseguiremos que los usuarios se impliquen en el juego y, por lo tanto, que su motivación sea óptima. Igualmente, es interesante que los desafíos sean progresivos, de menos a más, para que los usuarios puedan poner en práctica las habilidades adquiridas en el proceso.
El juego no puede ser tan complejo como para forzar el abandono, ni tan sencillo como para que los usuarios pierdan el interés.
Cierto es que la predisposición es un factor muy importante y por ello debemos conocer el público al que presentamos la propuesta de gamificación y saber ofrecérsela para procurar que su predisposición sea buena.
#7 La estética también es fundamental
Está claro que si el juego entra bien por el ojo, la predisposición para jugar será mucho mayor que en el caso contrario.
#8 Herramientas para promover el aprendizaje
Es importante que la gamificación incluya herramientas propias de la psicología para promover el aprendizaje en el juego; un ranking de puntos bien establecido, con sus normas, por ejemplo, sería una herramienta para procurar la superación.
#9 La gamificación ha de estar dirigida a la resolución de problemas
Resolver el problema planteado habiendo superado las pruebas y obstáculos presentes en el juego sería el fin del jugador.
Curiosa correspondencia con las características de los juegos de escape, ¿verdad? Te contamos más aquí
El giro copernicano en la educación del siglo XXI
Si le damos una vuelta a la temática del juego y pensamos en unos objetivos que impliquen al alumnado en las materias educativas que desempeñan en el propio desarrollo del juego, en los juegos de escape educativos encontraremos una atractiva actividad de gamificación para utilizar en un aula, rompiendo los esquemas clásicos en pro de una educación de calidad que pone en el centro al alumnado, valorando sus intereses, y que se implica en un proceso de aprendizaje real y efectivo.
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